lunes, 27 de julio de 2015

¿PAGAR, VER Y CALLAR?

Mientras Rafaelillo bordaba el toreo ante los toros de Miura en Valencia (antes lo había hecho en Madrid) y en Mont de Marsan Cebada Gago lidiaba una interesantísima corrida de toros para aficionados, los principales protagonistas de ésta frívola fiesta prosiguen enterrando el puñal a los aficionados que soñamos con la recuperación del sagrado rito del toreo.

Rafael Rubio Luján, mas conocido como Rafaelillo, nacido hace 36 años en Murcia lograba por segunda vez consecutiva una de las proezas más grandes en esta fiesta: crear el arte del toreo puro a los toros de Miura. 
Rafaelillo ayer en Valencia con un Miura.
Crédito al autor de la foto.

Caso contrario a la lógica y lo que sucede con el fútbol por ejemplo, cuando un jugador tiene un gran partido se hace merecedor de un puesto en el equipo titular. Pues así no pasa en esto de los toros. Rafaelillo, de manera incomprensible, descarada y hasta insultante no solo se ha quedado por fuera de los carteles de Bilbao donde Ponce y Perera harán doblete, sino que hasta en su tierra le han despreciado. Solo el hecho de ver un cartel compuesto por Rivera Ordoñez, El Cordobés y El Fandi refleja lo que será la feria de Murcia y la grave crisis que atraviesa la tauromaquia. Prueba basta de aquellas injusticias a las que están sometidos quienes no pertenecen al selecto grupo de figuras y empresarios, se le debe ahora sumar el gravísimo hecho de que ya ni al aficionado se le respeta.
Ahoga entonces aclarar las diferencias existentes entre esos supuestos "20 o 25 integristas" a los que Simón Casas se refiere que en realidad somos miles, y la banda de palmeros que, como Perera, solo quieren ver el llamado "triunfalismo" sin al menos entender el que y el como del rito del toreo. 
Este segundo grupo se ha encargado de crear una fiesta politeísta, donde las figuras del toreo se han convertido en dioses intocables, irreprochables y casi perfectos. Con la ayuda de empresarios mediocres se han instaurado en todas las ferias del mundo y cuando el primer grupo de aficionados al cual me referí exige y alza su voz de protesta, tanto empresarios como figurines tiene la osadía de responder con insultos y actos autoritarios y mas lamentable aún son los hinchas de toreros que los respaldan y justifican.
Pareciera entonces que ahora todos los aficionados tenemos que estar de acuerdo con el modelo que se sigue, caminar como ovejas tras un pastor, que esta prohibido pensar diferente, que darse cuenta que la fiesta va por mal camino es pecado y que hacerlo saber en las redes sociales y en las plazas es un crimen.
¿que sería entonces de estas figuras modernas si les hubiera tocado vivir las broncas de los aficionados cuando Madrid era Madrid? Ahora una bronca pareciera imposible pues ¿como osamos criticar a quien esta arriesgando su vida?. Durante toda la historia del toreo se ha respetado a quienes se paran frente al toro (si podemos llamar toro a lo que se torea hoy en día), pero ni en el pasado, ni hoy, ni nunca eso los exonerará de la crítica, pues la grandeza de un torero se basa en eso, jugarse la vida en silencio, que de percibir el riesgo se encarga el público y de ahí la admiración y el respeto hacia los toreros.
Bronca en la Alternativa de Belmonte. Foto tomada del blog La razón incorpórea.

Pero ahora no solo esta pandilla de figuras parecen intocables, también los son los empresarios que organizan las ferias, y como ejemplo de ésto encontramos los recientes casos de las plazas de Valencia y de Nimes, donde aficionados cansados de ver el manoseo al que se expone la fiesta han alzado su voz de protesta. Casualmente ambas plazas tiene como empresario al señor Simón Casas quien pretendió cumplir con sus palabras de "acabar con los 20 o 25 integristas que le joden el espectáculo a los otros 20.000" al enviar a la policia a los dos aficionados "integristas" que pretendían ejercer su derecho a la libre expresión y, en representación del primero grupo de aficionados, exhibir al mundo taurino que nos cansamos de pagar por ver un espectáculo paupérrimo.



Fotos de @mulillero




Caso no muy distinto ocurrió el día de hoy en las redes sociales con el torero francés Sebastián Castella quien se ha notado bastante indignado contra la crítica realizada a Juan José Padilla a manos de una cuenta "integrista" en Instagram que se encarga de resaltar el valor del patrimonio que se tiene en la diversidad del toro y de realizar crítica, cosa que claramente al sistema molesta y pretende acabar.


Hago comentario sobre dos puntos preocupantes del mensaje de Castella:
1) Dice el torero que "quien coños eres tu para decir quien es quien y donde debería y que debería cada quien hacer" La pregunta ya resalta el nivel de prepotencia del ególatra que escribe el mensaje y que no es diferente al de sus compinches figuras. Pues la persona que escribe el mensaje, al igual que muchos otros aficionados, somos quien da de comer a los toreros, somos nosotros comprando nuestras entradas quienes mantenemos vivo ésto que mantiene vigente su profesión. Somos la afición y mereces respeto.
2) Dice Castella entonces que los encastes duros son un complemento pero no es el toreo en sí. Figuras sin memoria, desagradecidas con la historia de una tradición que ha sobrevivido gracias a la gloria alcanzada por aquellos encastes minoritarios que hoy luchan por existir. Si bien es claro que ningún toro es el toreo, éste si es el principal ingrediente para que el toreo surja. Ahora bien, podemos concluir que para las figuras, y como claramente lo manifiestan, el único encaste valido para hacer el toreo es el Domecq, pero no cualquier Domecq, es sonso mal presentado es el preferido. Puñalada por la espalda y patada en el culo a una tauromaquia al borde de un abismo.

Aquí la radiografía de la situación que atravesamos como aficionados, luchamos contra la corriente pero acá estamos y estaremos. Invito a todo aquel que se tome el tiempo de leer este texto que reflexione sobre que clase de aficionado es, y que si hace parte del segundo aún esta tiempo de recapacitar y actuar de la mejor manera. De un modo que augure un próspero futuro para el toro y la tauromaquia.

Mis respetos para los aficionados que en plaza mostraron su inconformidad contra los hechos. Si antes eramos "20 o 25 integristas" gracias a ustedes ahora somos muchos mas.

@Pescaluno

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